Alfajores de maizena argentinos Los alfajores de maizena podrían tomarse como un claro ejemplo de lo hermanados que estamos los gallegos y los argentinos, pues hay por aquí, por Galicia, mucha gente que se desvive por este postre tan típico argentino.
Este postre toma más sabor preparado de un día para otro, dando tiempo a que se asienten los ingredientes.
Vamos allá.
Alfajores de maizena
Tipo de receta:
- Horneado
Información nutricional por cada alfajor:
- Calorías: 351
- Proteínas: 3 g.
- Hidratos: 52 g.
- Grasas: 16,5 g.
Ingredientes:
- 200 gr. de mantequilla
- 200 gr. de harina de trigo P-10
- 350 gr. de maizena
- ½ cucharada de café de bicarbonato
- 1 cucharada de postre de levadura química
- 150 gr. de azúcar
- 3 yemas
- 1 cucharada sopera de coñac
- 1 cucharada sopera de esencia de vainilla
- Ralladura de 1 limón
- 1 bote de 450 gr. de dulce de leche
- Coco rallado, almendra en polvo…
Pasos:
- Echamos los 200 g. de mantequilla en pomada en un bol. Es importante que la mantequilla no esté muy fría.
- Añadimos los 150 g. de azúcar y batimos bien hasta que se integre.
- Añadimos 3 yemas de huevo, una a una, batiéndolas muy bien.
- Al final nos quedará una mezcla como con relieve, sin que quede rastro de las yemas.
- Le echamos una cucharada sopera de coñac o brandy, y otra de esencia de vainilla.
- Rallamos por encima la corteza de un limón.
- Lo mezclamos todo muy bien. Debe quedar todo perfectamente integrado.
- Ahora empezamos a añadir los sólidos. Comenzamos tamizando los 200 g. de harina.
- A continuación, tamizamos los 350 gr. de Maizena.
- Echamos media cucharada de café de bicarbonato sódico y otra de postre de levadura química, o un sobre.
- Amasamos bien.
- La sacamos del bol y la trabajamos un poco más, como si fuese la masa de una pizza.
- Podemos mirar de extenderla toda junta, pero es más fácil de manipular si trabajamos pequeñas porciones.
- La aplastamos un poco con las manos.
- Le vamos dando el grosor adecuado, que no será más de medio centímetro de alto lo que tendrá la masa.
- Con un corta pastas de unos 4 centímetros de diámetro vamos sacando lo que serán las tapitas de los alfajores con una espátula, rascando la base con cuidado.
- Colocamos un trozo de papel de hornear cubriendo la base de una fuente de horno. Lo encendemos a unos 170º C.
- Vamos colocando las tapitas en la fuente. Las meteremos en el horno unos 20 minutos. Es importante que no se pasen. Debe tomar un suave color, pero sin llegar a tostarse. Es lo de siempre: cada horno es un mundo, por lo que el tiempo puede variar.
- Las sacamos del horno y las colocamos con la parte de abajo hacia arriba, pues es ahí donde echaremos el relleno del dulce de leche.
- Echamos una pequeña cantidad de dulce de leche encima de la tapita, procurando que no llegue mismo hasta el borde.
- Es buena idea servirse de una manga pastelera o de utensilios similares.
- Humedecemos el borde de las tapitas con algo de dulce de leche muy líquido y luego las hacemos rodar sobre coco rallado o almendra molida.
Vamos allá con el paso a paso fotográfico:

Echamos los 200 g. de mantequilla en pomada en un bol. Es importante que la mantequilla no esté muy fría, sino más bien blandita. Luego vemos porqué. Es buena idea, si vamos a hacer la compra de estos ingredientes al hiper y queda algo lejos, ser este producto el primero que metamos en el cesto, para que vaya tomando temperatura ambiente.

Añadimos los 150 g. de azúcar.

Al empezar a batir, ya vemos si se integra bien el azúcar con la mantequilla o no, haciendo una masa homogénea. Aquí puede verse que no, pues la mantequilla no alcanzara todavía la temperatura adecuada y estaba algo fría. Podemos esperar a que siga subiendo un poco más su temperatura o meterla en el microondas, junto con el bol, unos segundos apenas. La mantequilla no debe estar líquida para que luego absorba bien los componentes sólidos.

Metemos todo en el microondas unos segundos apenas.

Vamos a añadir 3 yemas de huevo. Las separamos de la clara rompiendo por la mitad con cuidado la cáscara y pasando la yema de una mitad a otra.

Batimos bien esa yema.

Incorporamos las otras 2 yemas, batiendo bien en cada una.

Al final nos quedará una mezcla como con relieve, sin que quede rastro de las yemas.

Le echamos una cucharada sopera de coñac o brandy.

Otra más, también sopera, de esencia de vainilla. Alguien dirá: ¿y como puede ser una cucharada sopera de un líquido, si las cucharadas soperas son con el montoncito, como de azúcar. Bien, es que yo uso cucharas medidoras y esa que veis, si está al ras, equivale a una cucharada sopera normal, con su montoncito.

Rallamos por encima la corteza de un limón.

Lo mezclamos todo muy bien.

Debe quedar todo perfectamente integrado.

Ahora empezamos a añadir los sólidos. Comenzamos tamizando los 200 g. de harina.

A continuación, tamizamos los 350 gr. de Maizena.

Echamos media cucharada de café de bicarbonato sódico.

También una cucharada de postre de levadura química.

Empezamos a amasar todo con las manos.

Vemos como va tomando color poco a poco, a la vez que parece desaparecer la harina.

Llegamos a formar una masa más o menos compacta. Entonces la sacamos del bol a la mesa de trabajo. En caso de que la masa nos quedase muy seca y fuese difícil unirla bien, podemos echarle un poquito de las claras sobrantes. Vamos probando poco a poco, para no pasarnos.

La trabajamos un poco, como si fuese la masa de una pizza.

Podemos mirar de extenderla toda junta, pero es más fácil de manipular si trabajamos pequeñas porciones.

La aplastamos un poco con las manos.

Le vamos dando el grosor adecuado, que no será más de medio centímetro de alto lo que tendrá la masa.

También la podemos estirar con el rodillo, pero es muy posible que la masa se pegue al mismo. Una solución pasa por enharinarlo, pero no me parecía correcto añadir más harina a la receta. De todas formas, puede servir para darle el grosor final y que quede todo homogéneo. Otra solución al tema del pegado sería pasarle el rodillo con la masa entre dos papeles de hornear.

Con un corta pastas de unos 4 centímetros de diámetro vamos marcando las porciones.

Vemos como queda.

Apartamos los sobrantes, y que incorporamos al resto de la masa, quedándonos solo con los círculos cortados.

Vamos sacando lo que serán las tapitas de los alfajores con una espátula, rascando la base con cuidado.

Colocamos un trozo de papel de hornear cubriendo la base de una fuente de horno. Lo encendemos a unos 170º C.

Vamos colocando las tapitas en la fuente. Las meteremos en el horno unos 20 minutos. Es importante que no se pasen. Debe tomar un suave color, pero sin llegar a tostarse. Es lo de siempre: cada horno es un mundo.

Una vez horneadas las vamos sacando con ayuda de una espátula.

Así quedarán una vez sacadas del horno.

Las colocamos con la parte de abajo hacia arriba, pues es ahí donde echaremos el relleno del dulce de leche.

Hay varias formas de echarle el relleno a las tapitas, pero a mí la que más me convence es la de rellenar un tubo de repostería usado para decoración con nata o claras montadas. Igualmente valdría una manga pastelera. Le echamos dentro el contenido de un tarro de dulce de leche, unos 450 gr.

Echamos una pequeña cantidad encima de la tapita, procurando que no llegue mismo hasta el borde.

Así quedará cuando le coloquemos la tapita encima.

Ahora necesitamos “sellar” las tapitas, para que no se nos vaya el relleno. Para ello necesitamos humedecer el borde y luego aplicarle coco rallado o almendra molida. Yo, para ello, echo un poco de dulce de leche en un plato y lo llevo al microondas, para que se derrita bien.

Así lo sacamos tras unos segundos.

Rodamos por encima de esa crema derretida el alfajor. Tiene que quedar manchado por todo su borde.

Luego lo hacemos rodar, bien por coco rallado, bien por almendra en polvo. Debe quedar todo el borde bien sellado. Si es necesario, repetimos la acción pasados unos minutos, si vemos que el dulce de leche tiende a salir.

Y este es el aspecto final de nuestros alfajores de maizena.
Ya veis que no es demasiado complicado de realizar, sí un poco laborioso, pero nada del otro mundo.
La clave estará en no dejar pasar mucho las tapitas de los alfajores en el horno. Deben quedar como que se deshacen en la boca, junto con el dulce de leche.
No pueden quedar crujientes, ya que sino, al probarlos, no habría una mezcla correcta entre las propias tapitas, el dulce de leche y el coco o almendra molida.
¿Soléis preparar este postre argentino?, hay muchas otras variedades, como la de arroz o chocolate.
Déjanos tu opinión y como los sueles hacer tú.
Buen provecho, internautas, nos leemos en la próxima entrada 😉
Excelente nota, me encanta la buena cocina y mas cuando se pone ganas en hacerlo, te descubrí en G+ y ahora tienes a otra seguidor aquí. Con su permiso.
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Gracias Eduardo. Un placer tenerte por aquí.
Un saludo.
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